Mollina es uno de los primeros pueblos de la provincia de Málaga conforme se entra por la A-92 en la provincia. Los primeros pobladores se asentaron en la época neolítica en las cuevas existentes en la Sierra de la Camorra, a unos seis kilómetros de actual casco urbano, de ésta época se han encontrado importantes vestigios.
Avanzando en el tiempo, uno los restos romanos que evidencian el dominio de Roma en estos terrenos corresponden a un fortín están situados a 4 kilómetros del pueblo. El Castellum de Santillán, o Castillo de Santillán, tiene una extensión de 1400 metros cuadrados en dos fases constructivas diferentes.
Como apunta, Málaga Arqueología: “La primera fase de esta construcción corresponde a los siglos primero y segundo de nuestra era y la forman una serie de estancias articuladas en torno a dos grandes habitaciones rectangulares.” No olvidemos que la villa para los romanos constituía el hogar de una familia poderosa, siguen estos expertos describiendo el fuerte: “El segundo nivel data del siglo tercero. Este se levantó después de haber arrasado el antiguo, ya que las necesidades defensivas aconsejaban el amurallado del entorno. Se levantó sobre un plano cuadrado de 24,5 metros cuadrados rematado en sus esquinas con torres cuadradas.”
Unos restos que, incluso para los vecinos de la comarca, pasa muy desapercibido pese a la importancia histórica que tienen. Un pueblo auténtico, de buena gente y de puertas abiertas ofrece un testimonio que, a través de sus grietas, desborda sonidos de trompetas y tambores romanos y a olores de carnes de caza y a garum. Eugenio Jiménez